NOVIEMBRE 2024

Queridos lectores,

Vuelve el boletín. Atrás queda un mes lleno de acontecimientos, emociones, sufrimientos y alegrías. Te llevamos de vuelta a nuestro centro de acogida, Finca Noah.
Un mes en el que alcanzas tus límites como ser humano, como activista por los derechos de los animales.

¡Herido grave en un día festivo!

Un conejo es un animal pequeño, mono, esponjoso y siempre simpático. Muchos de nosotros habremos tenido un conejo en nuestra guardería, patio o jardín cuando éramos niños. En Finca Noah, hemos construido un recinto seguro de unos 200 metros cuadrados para nuestros pequeños amigos peludos saltarines. Suficiente espacio para que todos puedan apartarse si sólo quieren tumbarse perezosamente al sol.
Encontramos al conejo Blue por la mañana con una herida en el lomo y en la parte trasera, donde está la colita rechoncha. Con las heridas pequeñas, normalmente no nos supone ningún problema ocuparnos del tratamiento inicial, limpiando y desinfectando la herida. En este caso, el cuidado de la herida no era tan sencillo, pero sí necesario. Tuvimos que actuar, aunque no fuera una tarea agradable. Todos los veterinarios estaban cerrados debido a un día festivo. Pero eso no nos impide no ayudar a un animal necesitado. La herida estaba cubierta de gusanos. Quitamos todos y cada uno de los gusanos con unas pinzas. Blue lo aguantó todo con valentía. Se quedó quieto y sin duda se sintió aliviado de que, después de lo que pareció media eternidad, por fin los hubiéramos eliminado todos. Al día siguiente, el veterinario decidió cerrar la herida. Blue fue operado. Los conejos pueden sufrir un paro cardíaco en situaciones de estrés, por lo que una operación conlleva un alto riesgo. Sin embargo, queríamos aliviar el dolor del pequeño y nos decidimos por la operación. Gracias a Dios salió muy bien. La herida se cerró y la cicatriz pudo curarse. Tras dos semanas en cuarentena solitaria, Blue tuvo que volver al veterinario. Le habían salido dos grandes bultos en el vientre que no deberían estar ahí. Después de tres días de tratamiento con antibióticos, en lugar de reducirse aumentaron de tamaño. Otra visita al veterinario, con ecografía incluida, reveló que probablemente eran tumores, pero que no podían extirparse con ese tamaño. Fue un calvario para el pequeño Blue. Intentamos por todos los medios que recuperara la salud. Le tratábamos varias veces al día para que la cicatriz de la operación sanara bien. Para que no se le infectara. Pero queríamos evitarle otra operación con muy pocas posibilidades de recuperación. Le acompañé a dormir en paz y le busqué un lugar digno para que durmiera tranquilo.
Cuídate pequeño Blue, eras un pequeño tesoro valiente.
Por desgracia, esto también forma parte del bienestar animal. Ser capaz de dejar ir a los animales. Es algo que hay que aprender, no es una tarea fácil.

¡Otro momento de shock con un buen desenlace!

Ya os he presentado a nuestra yegua Nebraska. Le extirparon un tumor y salió muy bien de la operación. La operación fue hace algún tiempo. Hace quince días, Nebraska estaba tumbada en el suelo, le costaba mucho mantenerse en pie. Preocupados por si Nebraska volvía a estar gravemente enferma, llamamos a nuestra veterinaria Barbara. Algunos de ustedes la recuerdan del tratamiento de nuestra oveja Angel. Barbara conoce el camino a Finca Noah de memoria. Enseguida se puso en camino. Según lo que le dijeron por teléfono, Barbara sospechaba que tenía un cólico, así que cada minuto contaba. Los cólicos pueden ser mortales. Nebraska tuvo que someterse a un lavado gástrico. Por último, Nebraska fue lavada con un líquido que contenía vaselina a través de una sonda que se introdujo en su estómago por la nariz. Esto debería ayudarla a volver a comer manzanas. Parece que el lavado gástrico le ha sentado muy bien, porque después de que la lleváramos regularmente por el picadero con una cuerda y pudiéramos mantenerla alejada de la comida, estaba visiblemente mejor. Al cabo de un día volvía a ser la de antes.

Rescate en el último minuto

Barbara apenas había salido del patio cuando tuvo que dar media vuelta.
Habíamos llegado a la ronda matinal con nuestro burro Pablo y el orgulloso Argos. Argos yacía inmóvil en el suelo embarrado de su recinto. La lluvia persistente de los días anteriores había convertido el suelo en auténticos agujeros de barro en algunos lugares.
Como Nebraska, Argos también tenía cólicos. Lo que tuvo que soportar Nebraska, también lo tuvo que soportar Argos. Por la tarde, su salud empeoró rápidamente. Nos costó mucho conseguir que se levantara. A un caballo de unos 500 kilos hay que ponerlo de pie primero. Barbara vino a vernos por tercera vez aquel día. Llegó en plena noche. Tuvo que hacerle a Argos otro lavado gástrico. Además de un líquido del gotero. Fuimos a verle cada dos horas durante la noche y tuvimos que moverle. A la mañana siguiente, Barbara estaba de vuelta en la Finca Noah porque Argos seguía sin encontrarse mejor. Decidió que Argos tenía que ir a la clínica. Rápidamente se organizó un transporte de caballos. Cada minuto contaba de nuevo. Apenas había llegado Argos a la clínica cuando sonó el teléfono. Había que operar a Argos inmediatamente. Tiene un bulto en el estómago que le matará si no le operan rápidamente. Como tuvimos que trasladar a Argos cada dos horas durante la noche, pedimos consejo a los expertos sobre lo que podíamos hacer para ayudarle lo antes posible. Nos aconsejaron que lo durmiéramos. Una operación sería muy cara y las consecuencias a largo plazo son incalculables. Una vez más, tuvimos que tomar una decisión. Hemos decidido que Argos tiene derecho a vivir. Argos llegó a nosotros en Finca Noah hace unos 4 años y estaba en muy malas condiciones. Poco a poco se recuperó con nosotros y volvió a encontrar la confianza en las personas.
Entonces se le dio una oportunidad en la vida, y no queríamos quitársela ahora.
La operación fue bien. El veterinario estaba muy satisfecho con la recuperación y el resultado. Argos fue dado de alta de la clínica y trasladado a rehabilitación. Allí, Argos recibió cuidados profesionales hasta que pudo volver a casa sin ningún riesgo. Después de 14 días, había llegado el momento. Su amigo Pablo ya echaba mucho de menos a Argos. La alegría de volver a verle fue inmensa. Fue un momento tan hermoso que se me saltaron las lágrimas.
Estos son exactamente los momentos que nos demuestran que merece la pena luchar. A pesar de todas las preocupaciones, todos los esfuerzos, todos los costes, tenemos la sensación de que lo hemos hecho todo bien. Ahora caballo y burro vuelven a disfrutar de su unión, lo que es tan bonito de poder experimentar.